Nos inspiran
“Muchas veces tienes que hacer cosas que son de rutina, como ir al banco, y vas corriendo. En este año me ha cambiado la vida”. La madre de Ana María vive con ella desde hace 8 años, pero fue hace uno cuando empezó a notar que algo no iba bien. Su madre cambiaba cosas de sitio en casa cuando se quedaba sola y después no recordaba que había sido ella, se enfadaba más y empezó a mostrarse desorientada. Ana Mª no quería dejarla sola en casa por las mañanas, pero con su trabajo como profesora y sus hijos estudiando, la logística de cuidados se complicaba. Finalmente solicitaron un programa de respiro familiar y su madre acude de lunes a viernes a un centro de día por las mañanas. Muchas familias como la suya, que cuidan de un familiar dependiente o con discapacidad, necesitan el apoyo y la ayuda de los programas de respiro familiar para conciliar su vida laboral, disponer de tiempo de descanso o para hacer vida social, asegurando los cuidados de su familiar.
La Fundación 26 de Diciembre trabaja para las personas mayores de 60 años del colectivo LGTBIQ+. Son más de un millón, de las que el 80% viven una situación de soledad no deseada. A diferencia del resto de mayores, tienen una historia protagonizada por la discriminación y la no aceptación. En la mayoría de los casos fueron repudiados por sus familias y por la sociedad. Y eso deja huella.
“Es la tranquilidad de saber que están bien”. Así define Guillermo lo que significa para él y su familia el servicio de asistencia personal con el que cuentan su hermano y su mujer, ambos con enfermedad mental grave. “Hasta hace un año, se valían bien con ayudas puntuales, pero hace unos meses saltaron las alarmas con sus problemas para la gestión del dinero. Valoramos la posibilidad de una residencia, pero los tiempos de espera para las personas con estas enfermedades son muy largos y hay pocas plazas”. Guillermo encontró en internet información sobre la asistencia personal y consultó con el psiquiatra que atiende a su hermano. “Me informó de que el Asistente Personal era una persona formada especialmente para tratar con personas con enfermedad mental y pensamos que podía ser una solución”. Guillermo contactó con la Asociación Aragonesa Pro Salud Mental (ASAPME), que forma y facilita los servicios de Asistentes personales para personas con enfermedad mental. “Hemos pasado de ‘esta situación es insostenible’ a que se haya reconducido en unos meses”.
“El paciente no sólo ha de estar en el centro del sistema, como ya todos decimos, sino que eso ha de ser una realidad”. Esta es la máxima que persigue María Dolors Navarro, Directora del Área de Participación y Capacitación de Pacientes en el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona. Allí ha puesto en marcha tres consejos de participación estables para infancia, jóvenes y familias, que constituyen un espacio en el que aportar propuestas de mejora en la atención que ofrece el hospital a sus pacientes.